domingo, 4 de octubre de 2015

Me and the devil blues. La magia negra en la música blues (11ª parte y última)

        

     El diablo del blues en el cómic.



El cómic también encuentra una fuente de inspiración en la magia negra y el blues.

Robert Crumb
Robert Crumb

Dibujante de cómic underground que tiene un gran amor hacia la música folclórica americana antigua. Es famosa su colección de discos de blues de 78 r.p.m. que está considerada entre una de las mejores del mundo. Esta unión entre la música y el dibujo fue quizá el causante de que recibiese el encargo de realizar la portada del disco de Janis Joplin, Cheap Thrills.
Podemos encontrar un recopilatorio de historias en un volumen titulado Melodías Animadas.


En este álbum el autor vuelca su amor al blues más primitivo. En la historia Voodoo Curse nos habla de la relación de Jelly Roll Morton con el vudú y la magia negra. Se basa en las conversaciones que el músico y su primera esposa, Anita González, mantuvieron con Alan Lomax en las que confiesa que las mismas fuerzas oscuras que le dieron la fama lo llevaron a la caída por no saber recompensarlas. También nos relata la vida de Charlie Patton y su pelea entre el bien y el mal y en ella nos muestra cómo se hace el pacto del diablo en el cruce de caminos.
También son famosas sus tarjetas de héroes del blues.


En estas tarjetas salen retratados tal y como fueron originalmente en su época los músicos del blues más antiguo.
El autor japonés Akira Hiramoto de Manga, publicó entre 2005 y 2007 una serie de volúmenes titulada Me and The Devil Blues basado en la vida del bluesman Robert Johnson.

Ha recibido varios premios y se ha editado en inglés y francés, aún no existe una impresión en español. En este cómic el autor nos sumerge en un viaje fantástico a través de aquellos años y en el que se mezclan distintas mitologías sureñas y personajes conocidos de los años 30. Podemos encontrarnos hasta con Bonnie and Clyde que acompañan al músico en su periplo.

 Conclusión:

Hemos visto como el mito del diablo ha viajado a través de la música durante distintas épocas, como se han demonizado estilos musicales y músicos.

También hemos visto como en el blues se ha utilizado muchas referencias a la magia negra. Pero hoy día, del hoodoo y su magia negra, sólo nos ha quedado eso, historias que contaban de forma oral los ancianos a sus nietos, para asustarles o prevenirles, quién sabe con qué fin, pero en las que creían fielmente aquellos desheredados de su tierra, que trabajaban de sol a sol maltratados por sus amos y que vivían en unas formas infrahumanas.
El hoodoo fue durante muchos años lo único realmente propio de los esclavos africanos de Norteamérica. Un nexo entre todos aquellos hombres y mujeres con unas raíces comunes en otro continente que se enfrentaban a un futuro desesperanzador. Arrancados de su tierra, de su cultura, de sus creencias y negándoles toda libertad y trato humanitario. Y a medida que fueron adoptando otras formas de expresión y unidad cultural como la música, incorporaron a estas todas las creencias que heredaron de sus ancestros y que les mantuvo unidos como pueblo y dotándoles de una identidad. Enriqueciendo con su expresión nuestra cultura del s. XX.

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